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Una visita a Viticoltori De Conciliis en Campania, Italia

Gracias a mi post sobre la cata de vinos Nuschese, Bruno de Conciliis me invitó a visitar su bodega en la siguiente ocasión que estuviera. Para aquellos que no la conozcan, la bodega de Bruno, Viticoltori de Conciliis, está situada en Cilento, en la región italiana de Campania.

Recientemente decidí que le tomaba la palabra a Bruno y aceptaba su ofrecimiento. Como apenas conocía Cilento, decidí quedarme unos días para familiarizarme con esta antigua «colonia» griega.

Nuestro viaje comenzó en la ciudad de Nápoles, donde alquilamos un coche con el que hacer el recorrido hasta la bodega de Bruno. Para aquellos que no hayan estado antes en

Nápoles, olvídense de todo lo que aprendieron en la autoescuela y mejor confíen en su instinto. En Nápoles no existen cosas como los semáforos en rojo o las señales de Stop – bueno, al menos para los napolitanos.

A medida que salíamos de la ciudad y nos adentrábamos en las zonas más rurales de la provincia de Salerno en nuestro viaje hacia Cilento, corazón de Campania, el estrés urbano que habíamos sentido se fue evaporando gradualmente, y en su lugar podíamos sentir algo parecido a lo que debió sentir Jaime Oliver en su viaje en coche por Italia.

Cilento cautivaba y atraía la vista con sus pintorescos paisajes, sus bellísimas costas y las hileras sin fin de olivos que salpicaban todo el campo mediterráneo. Mientras subíamos por la carretera entre olivares, pudimos entrever los viñedos mirando hacia el mar Mediterráneo. En esta parte de Italia, las viñas Aglianico, Fiano d’Avelino y Falanghina son las varietales más comunes, ya que crecen bien con el clima cálido y soleado de la zona.

Cuando entramos en la finca De Conciliis, allí estaban Bruno y su perro para darnos la bienvenida.

La bodega Viticoltori De Conciliis fue fundada en 1996 por el padre de Bruno, ya fallecido, después de que Bruno le convenciera para que abandonara el negocio avícola y entrara en su lugar en el negocio de la vinicultura. Entonces Bruno y su familia abandonaron Milán, donde Bruno trabajaba como arquitecto, para volver a su pueblo natal. Menciono esto porque muchos de los vinicultores italianos que he visitado o visitaré en un futuro han heredado el negocio o hace generaciones que están en la viticultura.

Actualmente, la bodega De Conciliis tiene un gran éxito y sus vinos se venden en numerosos países del todo el mundo. Probablemente este éxito se debe en gran medida a lo especial que es la familia De Conciliis. La forma de aproximarse a la elaboración del vino de Bruno difiere de la de otros vinicultores. Él cambia constantemente sus técnicas de vinificación, adaptándolas continuamente a las

necesidades de los tiempos. La familia De Conciliis también es gran amante del jazz. De hecho, tienen un vino llamado «Naima», un homenaje a la canción homónima de John Coltrane. También hay un vino De Conciliis llamado “Selim,” que es un bifronte de “Miles” (esto es, “Miles” escrito al revés) y un homenaje al artista de jazz Miles Davis. A propósito, Selim, que es un 70% Fiano y un 30% Aglianico, es el primer vino espumoso elaborado en Campania, y muy probablemente el mejor.

La mañana siguiente salimos a explorar la finca. La belleza del paisaje y la amabilidad de los empleados (la mayoría de los cuales son parientes de De Conciliis) hicieron que nuestra excursión por la bodega fuera extremadamente agradable. Los olivos rodean la finca De Conciliis, y sus viñedos comparten su lado de la colina con los olivares.

Después de nuestra excursión por la bodega y de probar las últimas añadas y coupages de Bruno, nos dirigimos al

mercado de productos frescos para hacer la compra para la cena que pensábamos celebrar esa noche en la sala de catas de la finca. En el mercado compramos verduras recién recolectadas, además de calamares y pescado tan fresco que aún coleteaba, directamente de las redes de los pescadores.

De vuelta a la finca, Bruno, Dino Tantawi (presidente y propietario de Vignaioli Selection, importador de vinos de calidad con sede en Nueva York) y yo nos dedicamos a cocinar en hornos de leña mientras de fondo sonaba música de jazz. Mientras tanto nuestras familias se relacionaban, charlaban y bebían soberbios vinos De Conciliis a la espera de que se sirviera la cena.

¡Buen provecho!